domingo, 17 de febrero de 2019

Ausente

Ya no satisfecha con sentirme ausente y ajena a tu vida,intento día tras día, escribir algo que se asemeje a mi memoria, algo que parezca esa carta para ti, versos escritos entre recuerdos sollozantes, que sin alivio, siguen recorriendo mi rutina cual látigo que fustiga incesante cada uno de mis pasos dados.

No pretendo, que trates de buscarme si algún día tropiezas por una de esas casualidades que la vida ofrece, con éstas, mis palabras...
No pretendo que me busques, pues éstas líneas no son más que la necesidad de gritar entre silencios, que, una vez, descubrí una vida tras de ti, llena de nuevo de luz, de emociones olvidadas, de sensaciones indelebles que perdurarán en el exilio de tu olvido. 
Una vida que en ocasiones se siente vacía a pesar de su plenitud, a pesar de ser inundada con miles de cosas positivas, de seres queridos, de amistades inmortales, de nimiedades satisfactorias que fortalecen esos días de apatía y dejadez.

Claro que contemplo la posibilidad de que huyas de éstas líneas… al igual que sean ellas las que huyan de ti… ¿Qué importancia puede tener eso ahora?
No hay antídoto que sane éste hueco… al desaparecer del todo de mi historia.
No cerrará la herida, salvo por un único encuentro pactado en el que pueda mirarte a los ojos, y poder vislumbrar así, si fue tal el daño causado o más bien, fue la excusa para abandonar la lucha compartida que debíamos llevar a cabo a pesar de los pesares…

Quizás, los pesares se nos presentaron demasiado pronto…
Quizás, todo aquello que me devolviste… no debía llegar en ese momento.
Qué podemos decir que sabíamos el uno del otro? Nada…
Simplemente quisimos creer que sabíamos, quizás con demasiado afán por encontrar ese yo, que tanta falta nos hace a las personas independientes, autosuficientes, y con el alter ego dominando… o eso creemos.

Vidas paralelas que harán que dos personan se fusionen, y se aferren a crear esa historia que todos y cada uno de los seres soñamos entre bambalinas, sin que nadie pueda poner un punto y aparte en ella.

He dejado de creer… algo en mi, en las casualidades de la vida, las cuales, ahora me parecen un auténtico tormento sobrellevar.
He apartado el significado de las señales que han optado por establecer sus parámetros de focos parpadeantes a menos de 50cm de mi persona…
He dejado de creer en la posibilidad de fortalecer ese sueño de formar un algo en algún lugar, en el que mis descendientes crezcan y aprendan a valorar con humildad y humanidad todo aquello que decidan hacer.
No creo ya más, en el latido absurdo, de aquel que quiso ser un corazón aventurero y terminó siendo pasto del miedo, la indecisión y quizás la cobardía, por vivir a caballo entre una novela llena de polvo y polillas, y un best seller prometedor y actual…
Demasiados escalones para un cuento de hadas que volvió al polvo del mismo modo en el que vino...



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