lunes, 15 de octubre de 2012

Surfeando en la realidad...

Cómo un acróbata... Respirando profundamente para no perder ese equilibrio fundamental que me mantiene sobre la cuerda floja de la vida...
Abriendo ventanas a nuevas ilusiones, poniendo cerrojos y siete candados a las cosas absurdas que intentan espolvorear mis días...
Uno, se despierta un día cualquiera, entendiendo que ha llegado la hora de volver a cambiar algunos parámetros en su rutina.
Es necesario de vez en cuando... Es imprescindible.
Al fin y al cabo... Todo debe cambiar.


Todo cambia. Todo pasa. Todo vuelve y todo se vuelve a marchar...
Porque nada perdura si no es en el recuerdo, ahí está la magia...

martes, 9 de octubre de 2012

Aquí y Ahora...

En un mundo de ciegos, en el que muchos pueden ver... pero dónde ninguno mira...
En un mundo de sordos, en el que todos pueden oír... pero dónde ninguno escucha...
En un mundo de mudos, en el que la mayoría grita... pero dónde nadie tiene nada que decir...



En un mundo...

martes, 2 de octubre de 2012

Asomada... quizás, ahora tras la reja


Andando en direcciones opuestas nos hemos cruzado, sin apenas darnos cuenta... 
Ambos tropezamos en el mismo camino...

Benditas fueron las casualidades de la vida en aquel momento.... Siendo el cómputo de todas ellas, lo mejor que ocurrió en mi senda en mucho tiempo...
Sin embargo, ahora, ha sido el obsceno olor a cubata de ron en la noche, el que me ha acercado la esencia de tu piel, y ha provocado que me haya dado la vuelta con miedo a encontrarte...

Y... He creído que así era... Ahí estabas tú. El auténtico, sin máscara, exhibiendo quizás... tu mejor sonrisa...

Mi cuerpo se ha quebrado, los ojos se han vaciado de lágrimas. Pensaba que era inmune, pensaba que quizás lo había conseguido... pero quizás no me inmunice jamás.
No hay antídoto posible para el veneno de tus ojos caprichosos, y no, no lo hay para tus palabras de soga y seda. 

Descubriendo... redescubriendo de nuevo en mis pensamientos que, no hay viaje más bonito, que el que hacían las palabras de tu boca a la mía.
Con el disfraz de Luna y éstos ojos, que son los mismos que un día te miraron... entendiendo lo que callas, entendiendo lo que no digo...

Las almas, que son las más sinceras, la una a la otra todo se lo dijeron...

Y... ahora nos miran... Compasivas, esquivas, decepcionadas... 
Ahora nos miran desde lejos.

Impávida, sin frenos, corriendo hacia el inminente caos, hacia la explosión, al eterno incendio que todo lo quema, que arrasa sin pena ni gloria todo aquello que se encuentra en el camino.
Nos hemos cruzado azarosamente y nos hemos recibido con el corazón abierto. 
Del mismo modo... Nos hemos alejado.

Mirándome en el espejo que siempre has sido, ese en el que tanto me he reflejado, he querido decirte un millón de cosas, y mi boca, asustada, azorada, no ha podido articular palabra, por el miedo a equivocarse de nuevo.

A veces creo que no sé, si mis palabras están de más o de menos, si debo callar, o tal vez gritar.
Parezco aquella... La que nunca se entera de nada, la que siempre entiende todo al revés.
Pero no...

Hoy es invierno en mitad del verano, y, con las luces apagadas, suenan una y otra vez todas esas canciones que hace mucho tiempo se escribieron para nosotros...

La Luna baila a su son y me come el corazón a bocados porque no quiere verme llorar, intenta evitar que mi corazón palpite al recordarte.

Maldita Luna.
Bendito seas.
Malditos seamos.
Siempre.

La perra callejera sólo se convierte en escritora cuando recuerda que desnudaba su alma en tu alcoba.

En alguna parte del mundo, así sea sólo un segundo... imagino tu sonrisa... y casualmente, eso me devuelve algo de vida...

Maldita Luna.
Bendito seas.
Malditos seamos.
Siempre.


Si mis letras hacen que sonrías en alguna parte del mundo, así sea sólo un segundo... entonces, seguiré escribiendo...

Ésta noche y su silencio...



Ésta noche he encontrado cierta calma...
La calma es como ver pasar las nubes, como cuándo te sientes tan relajada que nada parece perturbar la paz que te rodea.
Es... ese recuerdo que siempre que se repite, consigue que tus labios esbocen esa misma sonrisa, esa sonrisa que transforma tu rostro, embellece tu semblante y delata tus pensamientos. 
Es como empezar a leer una novela y descubrir a esos personajes de ficción que te desvelan una rutina que te resulta familiar y que hasta el peor y fatídico desenlace tiene su razón de ser... Lo increíble, es que hasta te parece un final perfecto... y entiendes que no debe ser de otro modo.

Ésta noche mis dedos han investigado las mismas teclas de siempre y... como tantas otras veces, han resuelto viejos y planteado nuevos jeroglíficos.

Ésta noche, y durante algún tiempo, huele a que todo es posible y a que casi todo tiene una continuidad.

Pero se me cierran los ojos... Estoy cansada...
Y llega ese instante en el que creo que se me ha gastado la pila.

Sucede entonces ese Déjà vu... Me dejaré llevar despacio a través de los sueños hacia el rincón en el que habitas, en el lugar exacto en el que se marca en el mapa, tu insólita presencia.

A veces uno se convierte, sin saberlo, en su mejor peor enemigo, en la oveja negra de un rebaño de nubes oscuras.

De nuevo, y una vez más llegados a éste punto, daría mi alma perdida si pudiera pasar sin ella.
Pero siempre acabo encontrándola... y sabe a noches en blanco, a ojeras y a papeles arrugados en una papelera repleta...
Y entonces, no puedo desprenderme de ella, se enrosca a los pies de mi cama, ronronea, le gusta arañarme las cortinas. Me provoca esa resaca interminable después de una tremenda borrachera.
Alma borracha...
No sé de dónde vino, ni cuánto tiempo estará aquí conmigo, ni si un día se subirá a los tejados y no la volveré a ver más.
Mi alma perdida se reúne con otras almas como ella en algún lugar que nadie conoce. Lo sé porque a veces ronronea de nuevo en sueños y puedo entenderla.
Mi alma puede volver a ser tuya cualquier día de éstos y viceversa, así que vela por ella, aunque no vuelva.

Ahora aparece de nuevo... Menuda veleta llevo dentro... Algo luminoso crece y crece...

Ésta noche no es diferente de muchas otras... La oscuridad, su silencio... Y aquí sigo, retroalimentando el corazón mientras espero deseosa volver a ver pasar el destello de tu faro... 

Eso... también es calma.