sábado, 22 de junio de 2013

Te enamoras, si...

El fuego viene a mí, me posee, hace vibrar cada músculo insensato y desobediente de mi cuerpo. Descontrola mi viveza y astucia para convertirme temporalmente en doncella que suspira desde la ventana de un torreón inventado para la ocasión.
El fuego viene a mí, y presiento que tú, necesitas que la vida gire, cambie, se transforme, te absorba y te deje fluir a tu antojo…
Difícil traducir esos pensamientos que rondan mi mente.
No eres como todos y nadie es como tú…
Es la versión que podría resumir esa gran nimiedad que me atrapa en ti.
Cuando los pensamientos invaden la razón de uno mismo, se convierten en instantes inolvidables, en momentos irrepetibles…
Y de pronto te haces promesas, y sueñas libre, y el poder desbordante de la imaginación te hace sucumbir en la idealización…

Y te enamoras con la fragilidad de las mariposas, creyendo en la magia de una mirada, vistiéndote con sonrisas de Julieta algo apolilladas, que guardas en tu fondo de armario para una ocasión como ésta…
Te enamoras de las palabras salientes de labios ajenos, de la mirada que encajaba en ese único momento, de un gesto que te engrandece ante el mundo, de un roce inesperado, de un mordisco en la espalda, de un beso entre una multitud ajena a lo que vives en ese instante.

Te enamoras, si…

Te enamoras… Con la inocencia adecuada, con el sentimiento más puro, con esa fe tantas veces negada…
Te enamoras, del mismo modo en que lo harás en otras ocasiones.
Y, de nuevo, te permites no controlar el sentir que fluye por las rendijas de tu caja de secretos, de la que sin abrirla del todo, se escapan por las ranuras pequeños rayos que brillan con destellos de aquella felicidad descubierta por primera vez antaño, y que se repite cómo un ciclo vicioso y atávico del que no saldrás jamás a lo largo de tu vida…
La experiencia parece que deja de ser un grado aprovechable, pues retrocedes a ese estado casi adolescente en el que nada importa y todo está permitido.
Sonríes con desdén, y con el paso del tiempo, tus dos coletitas de colegiala a los treinta y tantos se van aflojando hasta que tu melena se deja envolver con esa brisa a la que denominamos deseo…
Y decides, por lo pronto, que la adolescencia está muy bien para un tierno principio en éste cuento de princesas, pero en el fondo, sabes que tu princesita interior, ahora es una felina que adora pasear por los tejados todas las noches de sus días y ronronear a ese gato callejero por el que se dejó imprimar en alguna ocasión…

Te enamoras, si…

Te gusta explorarle, recorrerle despacio, paso a paso. Aspirar el aroma que su cuerpo emana cuando está cerca de ti, de tu sexo.
Adoras rozar cada milímetro de su piel con tu lengua, morder su centro, buscar en sus rincones más profundos, esa suavidad y ternura que sabes tiene guardadas para ti y éste momento.
Desdices el enamoramiento cuando saca de ti ese fuego prohibido, y su ausencia te acorrala…
Te vuelves infiel a tus pensamientos, fiel a su esencia…
El deseo más pronunciado, es conquistar de su mano todas las fantasías del universo, seguir siendo insaciable, pervertida, pervertirlo eternamente, traviesa y puta sólo para Él, señora de ese galán, impulsiva, candente, impaciente por arrebatar todos sus gemidos… 
Quieres todas sus perversiones, alimentar todos sus deseos, compartir esa borrachera indecente y ofrecerle una realidad a todos sus anhelos.
Quisieras simplemente, ser capaz de escribir sobre Él, la mejor de tus obras, provocando su delirio para que sea tu huésped, tu prisionero.
Nadie mejor que tú, sabe que los mejores versos de la historia están escritos sobre la piel de otro.

Te enamoras, si…

Y, como sabes lo que sabes a estas alturas de tu vida, eres consciente de que los deseos son como los sueños, que una vez alcanzados dejan de serlos, y eso nos obliga a buscar otros…
Inventas una nueva teoría que os beneficie a ambos, y por eso, intentas reconvertirte, y te afanas en creer que prefieres no tenerle jamás, para que así, siempre te deje con el anhelo de otro beso, para que al último abrazo le cueste horrores despegarse y en cada despedida suene un “hasta pronto, no me tardes, te echaré de menos”.
Prefieres no tenerle, y así en cada nuevo encuentro, poder explotar el exótico misterio de vuestros cuerpos con vuestros labios, descubriendo cada vez, lunares nuevos y cicatrices escondidas…
Prefieres no tenerle, y poder disfrutar de una explosión desbocada e incontrolable, cuando vuestra piel se fusione en una sola, sobre unas sábanas límpias.
Prefieres no tenerle, porque simplemente no lo tienes…
Y aún así, mantienes vivo el deseo, lo conviertes en tu inspiración, en tu eterna fantasía, en el capricho de tus sentidos.

Te enamoras, si…


No eres como todos, y nadie es como Tú.



miércoles, 12 de junio de 2013

Un Olor...

Un olor me invade... 
El olor es el sentido que más permanece en nuestra memoria... 
Un olor puede llevarnos en un instante, a momentos y lugares que permanecen dormidos, quizás escondidos, aunque no olvidados... 
Un olor que recuerdo, un olor asociado a una sonrisa, a unos ojos penetrantes, a una piel suave, a unos labios prohibidos, a un sentimiento inmortal, a noches de melancolía… 
Perdida entre las sensaciones, siempre deseando volver a encontrarte en mis sueños... 
Ése olor ha erizado mi piel de nuevo, me ha recordado la grandeza de vivir. 
Inspiro con fuerza, es tu olor, el olor de tus besos, de mis manos sobre tu espalda ascendiendo hacia tu cuello, el olor de aquel abrazo... 
Lo recuerdo… cómo si fuera un gesto repetido a diario antes de acostarme... 
Lo recuerdo y sin embargo no estás, no puedo verte, no puedo abrazarte, no puedo besarte... 
No puedo predecir de dónde proviene, y sin embargo te siento... 
Sé que eres tú, sé que es tu esencia, tu olor pegado a la fragilidad de mi piel, y de repente, me aturde esa necesidad trivial, tengo que encontrarte... 
Cierro los ojos e inspiro de nuevo... 
Despacio, dejo que mis pulmones se llenen poco a poco con ese aire especial, nitrógeno, oxigeno y tú… 
No sé cual es el motivo, pero siempre te siento tras de mi… 
No sé cuánto llevo buscándote, minutos, horas, días, tal vez toda la vida… 
Persigo el espectro del perfume de tu piel en el mar infinito de mis sábanas… Me detengo e inspiro, te siento y no te veo, te tengo y no te encuentro… 
Si… el palpitar de mi corazón se detiene, tal vez por miedo a despertarte... 
Cierro los ojos para verte y encontrarme con tu sonrisa. 
Tu olor, el olor de tu cuerpo desnudo, el tacto delicioso de tu piel, la perfección de tus manos guiando tus caricias sobre mí, de nuevo tu sutil sonrisa, tus ojos… 
El embrujo y la imaginación me transportan a lugares sólo visitados en mis sueños.
El embrujo y la imaginación te traen a mi, para satisfacer un nimia parte del deseo que provocas.



martes, 4 de junio de 2013

Actitud... Sólo eso.

Oscar Wilde, decía que adoraba los placeres sencillos de la vida, por ser el último refugio de las personas complicadas…
A pesar de creer fírmemente en esta fantástica teoría, a veces pienso que ya no quedan refugios que controlen la Impaciencia, esa de la que algunos somos conscientes que padecemos, o esa que muchos ni siquiera saben que sufren…
A éstas alturas de mi vida, y habiendo recorrido todo lo que las suelas de mis zapatos han sido capaces de soportar hasta fundirse en los asfaltos, todavía, y digo bien, todavía me sorprende el juicio barato que algunas personas se permiten hacer sobre la vida ajena sin el menor escrúpulo, sin el menor conocimiento y lo que es peor, sin documentarse sobre aquello que comparten tan libremente y con la boca tan grande…

Me resulta desagradable, ver cómo personas vacías y de vida triste a mi mirada, se recrean e intentan apaciguar las aguas de su realidad, poniendo en tela de juicio una historia ajena y a la que su corto entendimiento y lejano o nulo sentimiento, jamás podrá servirles de ayuda para recomponer sus despensas desordenadas.
Detesto ese concepto preconcebido que usa el ser humano para arreglar sus problemas, decidiendo que el del al lado, es un desgraciado sin tener la más mínima idea del por qué lo está adjetivando de ese modo, pero seguro, es más desgraciado que él…
Por eso se siente más afortunado y con eso se consuela momentáneamente…

¿Eso merma realmente todo lo que deben arreglar en sus vidas?
¿De verdad creen que agrandando la desgracia ajena, y dando de qué hablar sobre un hijo de vecino elegido al azar, se van a solucionar sus almas rotas y desgastadas?

Una frase que me estimula enormemente, decía algo así cómo: para hablar de mi vida, primero cálzate mis zapatos y atrévete a caminar por los senderos que yo he recorrido…
Algunos me consideran la persona más afortunada del planeta, simplemente por lo que creen que tengo…
Y yo me pregunto muchas veces, ¿Qué creéis que tengo que no podáis tener vosotros?

Acaso no tenéis espíritu, acaso no conocéis la empatía, no sabéis desechar la avaricia que mil sacos rompe, no sois capaces de apartar el egoísmo, quizás habéis olvidado dar la mano sin esperar nada a cambio, o es que simplemente nos acomodamos y dejamos que la corriente haga el resto?

Diré algo a favor de esos portavoces fantasmas de mi vida:
Si me considero afortunada, porque si de algo soy consciente es de que las cosas más importantes de mi vida… no son cosas…
Lo más importante de mi vida, son los momentos que me llenan, las personas que me enriquecen de mil formas y colores diferentes…
Me llena respetar ese universo de variedad que me rodea, sin poner etiquetas a nadie, sin encasillar por falsos abecedarios a nadie…
Me llena la felicidad de los demás, más que la mía propia, es más renuncio a ella si llega a ser necesario para que tú, no te quedes sin sonreír…
Me llena, estar ahí cuándo se me necesita, sin reproches ni condiciones…
Me llena, darte la libertad para que decidas tú si te quedas o te vas…
Me llena colocarte mil oportunidades delante, aún sabiendo que vas a desechar o ni te vas a percatar el 99% de ellas… Pero sabiendo que cuándo enganches ese 1%, eso te va a dar un empujón para continuar hacia delante…
Me llena la gente a la que quiero: Muchas personas y a ninguna de la misma forma, pero sí con la misma intensidad… (y no… eso no es promiscuidad, eso es amor!)
Me llenan mis sueños, por efímeros o imposibles que parezcan, me encantan mis sueños (todos tienen cabida en mi mundo, y uno tras otro… quien sabe… quizás muchos ya están cumplidos, y por eso soy una fábrica que no deja de elaborar), me dan energía, ganas, alegría, motivación…
Me llena esa lucha diaria e incansable ante las mil adversidades que la vida me ha puesto por delante hasta el día de hoy… Y desgranando una a una, todas las que me quedan por sortear, es cómo seguiré en mis andanzas en un futuro…

Actitud… sólo eso…
Tengo sudor y lágrimas cómo el que más… Sufro de amor, no consigo todo lo quiero, y no tengo ni palacio ni príncipe azul… Aún así me considero princesa…
Y tengo un don, una enorme sonrisa ante la vida, que se contagia y hace feliz a quién logra verla… Y sólo eso, ya es un trofeo….
Actitud… sólo eso.