martes, 2 de octubre de 2012

Ésta noche y su silencio...



Ésta noche he encontrado cierta calma...
La calma es como ver pasar las nubes, como cuándo te sientes tan relajada que nada parece perturbar la paz que te rodea.
Es... ese recuerdo que siempre que se repite, consigue que tus labios esbocen esa misma sonrisa, esa sonrisa que transforma tu rostro, embellece tu semblante y delata tus pensamientos. 
Es como empezar a leer una novela y descubrir a esos personajes de ficción que te desvelan una rutina que te resulta familiar y que hasta el peor y fatídico desenlace tiene su razón de ser... Lo increíble, es que hasta te parece un final perfecto... y entiendes que no debe ser de otro modo.

Ésta noche mis dedos han investigado las mismas teclas de siempre y... como tantas otras veces, han resuelto viejos y planteado nuevos jeroglíficos.

Ésta noche, y durante algún tiempo, huele a que todo es posible y a que casi todo tiene una continuidad.

Pero se me cierran los ojos... Estoy cansada...
Y llega ese instante en el que creo que se me ha gastado la pila.

Sucede entonces ese Déjà vu... Me dejaré llevar despacio a través de los sueños hacia el rincón en el que habitas, en el lugar exacto en el que se marca en el mapa, tu insólita presencia.

A veces uno se convierte, sin saberlo, en su mejor peor enemigo, en la oveja negra de un rebaño de nubes oscuras.

De nuevo, y una vez más llegados a éste punto, daría mi alma perdida si pudiera pasar sin ella.
Pero siempre acabo encontrándola... y sabe a noches en blanco, a ojeras y a papeles arrugados en una papelera repleta...
Y entonces, no puedo desprenderme de ella, se enrosca a los pies de mi cama, ronronea, le gusta arañarme las cortinas. Me provoca esa resaca interminable después de una tremenda borrachera.
Alma borracha...
No sé de dónde vino, ni cuánto tiempo estará aquí conmigo, ni si un día se subirá a los tejados y no la volveré a ver más.
Mi alma perdida se reúne con otras almas como ella en algún lugar que nadie conoce. Lo sé porque a veces ronronea de nuevo en sueños y puedo entenderla.
Mi alma puede volver a ser tuya cualquier día de éstos y viceversa, así que vela por ella, aunque no vuelva.

Ahora aparece de nuevo... Menuda veleta llevo dentro... Algo luminoso crece y crece...

Ésta noche no es diferente de muchas otras... La oscuridad, su silencio... Y aquí sigo, retroalimentando el corazón mientras espero deseosa volver a ver pasar el destello de tu faro... 

Eso... también es calma.


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