miércoles, 7 de mayo de 2014

Averno

Una y otra vez se hacía la misma pregunta…
Seguía dejando que afloraran esos demonios pecaminosos que apartaban a la dócil muñequita que habitaba bajo su piel…

Una y otra vez, se hacía la misma pregunta…
Tras ese sobresalto en la soledad de cualquier noche, en la que el frío y el sudor cubrían sin compasión cada centímetro de su piel, se despertaba extenuada para descubrirse de nuevo entre las sombras y la oscuridad…

Una y otra vez, se hacía la misma pregunta…
La sabiduría que le proporcionaba la experiencia, le pronosticaba de nuevo que, nadie elige por quién latir, ni con quién arder, ni a quién soñar…

Una y otra vez, se hacía la misma pregunta…

Una y otra vez, se preguntaba el por qué volvería al mismo lugar en el que todo sucedió.
Una y otra vez, se preguntaba por qué deseaba volver a disfrutar de aquella oportunidad…
Alguien le explicó en alguna ocasión, que no debía correr tras el fantasma que sabía perfectamente dónde poder encontrarla.

Aún así, una y otra vez, se hacía la misma pregunta…

La única réplica que salió de sus labios, era que extrañaba el infierno que se desataba entre su piel y la suya…
Extrañaba cómo guiar sus manos para vestir su cuerpo con caricias…
Extrañaba que sonara una melodía con sus suspiros y extrañaba evaporarse en gemidos con tan sólo su miraba…

Seguía creyendo en la certeza que inventó aquel día, en aquel lugar…
Extrañaba ese Infierno…


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