sábado, 3 de mayo de 2014

Te quieros prohibidos


Me negaré todos esos besos que tanto deseo me pidas.
Alejaré tus manos cuando no pueda contener las ganas de estrecharlas y apartaré la mejilla para no sentir sobre ella el roce de tus caricias.
Apartaré mi mirada de la tuya, porqué sé que no podré soportarlo.
Quisiera ser insensible a todos esos recuerdos del pasado saboreado junto a ti.
Sin embargo, fotogramas invaden mi mente constantemente… y me estremezco recordando esa primera frase en un primer encuentro:
 - Perdona, se te ha caído algo…
Tiemblo, cuando vuelvo a sentir ese primer abrazo interminable, entre la multitud de un aeropuerto, totalmente ajena al deseo…
Teniéndote cerca sentía esa explosión en mi estómago y tu sola presencia, adornada con esa sonrisa cautivadora, despertaba el fuego que abrasa las entrañas en el cuerpo de una mujer.
Encuentros, lugares, trayectos, melodías que afinaban bandas sonoras para cada ocasión.
Nunca nadie ha logrado llenar mi vida de esa forma… Del mismo modo, que nadie ha logrado dejar un vacío tan inmenso en la misma…
Nadie lo sabe, tan sólo tú, tan sólo mi almohada, que por las noches recoge una por una las gotas que mis ojos derraman.
Ansío decirte que te quiero, pero sé que no debo, ahora ya no está permitido.

Despídete sin decirme adiós, cómo estás haciendo... Tal vez, sea hora de reconocer que es lo mejor… Aléjate, vete, lejos de mí, dónde no te pueda encontrar…
Burla tu rastro, escóndete de mí y haz que no tenga ganas de buscarte.
Que lo sé... me conozco, no podré reprimir de nuevo, las ganas de pasar por San Nicolás 9, y mirar hacia tu balcón deseando verte. O simplemente me veré frente a tu portero contemplando ese botón que me atrevo a pulsar sin obtener respuesta.
No conseguiré eliminar el impulso que me lleva a atravesar las calles que frecuentas, aquellas que nos vieron pasear abrazados. 
Y volveré a pararme frente al "Ocio", buscando un recoveco entre las cortinas para descubrir que no estás allí…
Pasearé por la Dehesa, cómo si lo hiciera de tu mano, recordando todas esas historias que narrabas mostrándome los puntos estratégicos de tu infancia…
Ya no puedo mirar al cielo sin acordarme de ti, porque cada estrella que vislumbro me devuelve los besos que un día te regalé.
Cada una contiene un secreto tuyo y mío, y el viento los trae a mi ventana y me los susurra al oído.
Noche sí, y noche también, duermo con tu rostro pegado a mis párpados, con el desnudo de tu cuerpo junto al mío, y despierto cubierta en sudor con el momento del primer y único desencanto.
Las sombras me acompañan en mi soledad más oscura, pensando en el momento en que desaparecerás definitivamente de mi vida.
Te quiero, pero sé que no debo, ya no me toca, pasó mi turno. 
Grito en silencio.
Grito de soledad.
Grito por todas las veces que nos amamos.
Grito por todas las noches sin dormir.
Grito por el final que hubo y el definitivo que vendrá.
Grito por todos los besos, mordiscos y abrazos que jamás volveré a disfrutar.
Grito por mantener mis sentimientos encerrados en una jaula de cristal.

Lograré llegar a estar cansada de agonizar por ese amor prohibido, inexistente, quizás perdido…
Mientras tanto, me entrego un día más a los sueños, pensando que todo vuelve a estar controlado, cuando lo más profundo de mi ser, sigue gritando "te quieros" prohibidos que matan a éste corazón que un día fue todo tuyo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario