domingo, 19 de mayo de 2013

Piel de Pantera


Una vez se vuelve a despertar, una vez que aflora, es para sacar lo mejor que posee...
Una vez que se desata, no es difícil que vuelva a esconderse tras la coraza que intenta disimular la esencia de lo que realmente es… Pero mientras respira libre, no puede ocultar el deleite que la enerva…
Piel de Pantera… Una vez más… Intensa, deseosa, avispada, rebelde, ansiosa…
Aquel que despierta esa piel, nunca llega a entender lo que ha provocado.


Para ella… dejar despertarse, es demostrar esa admiración, es apostar por lo que ha sido capaz de ver en ti, es arriesgar ante lo desconocido y embrujarse en una mirada, lo que para ella supone un ingrediente básico.
Cuándo decide abandonar su letargo, es porque en sus oídos reverbera tu nombre, en sus ojos subyuga tu mirada, en su boca timbra tu lengua y en sus deseos relame una y otra vez tu sexo.
Desea besarte…
Desea besarte de nuevo, porque cuándo llega a tu piel, ya está empapada en sudor y esa sensación la devuelve a su estado salvaje.
Se desliza y resbala entre sus sábanas solitarias, recordando tus labios, esos mil besos, todos…
Dulces, salados, tiernos, impacientes…
Tu lengua, llegando a sus rincones lejanos… Trazando un crucigrama sobre su piel, que ella intentará completar cada vez que no te tenga…
Mientras sueña, su cara se transforma… Se dibuja el placer, se desprende el deseo, se alimenta de la lujuria que le enseñaste…
Y cuándo despierta al amanecer, sonríe y se busca el último mordisco, gime bajo la ducha y suspira tu nombre en un grito silencioso…
Deja pasar unos minutos, y tras esa exaltación matutina, reposa sus pies en el suelo y se pregunta qué diferencia habrá entre la ilusión y el delirio…
El delirio le resulta cómo el éxtasis… cómo esa culminación de la contemplación de lo esencial, por ser simple, por sencillo, por bello…
La ilusión… La ilusión puede que gane las batallas, aunque termina por sucumbir a la realidad, y la realidad es que probablemente la dimensión de ambos sea diferente…
Aún así… Cenicienta se dejó despertar y ahora lleva piel de pantera.
Piel de pantera porqué dejó que escribiera su nombre en cada poro de su piel…
Dejó que él se imprimara en ella… Inevitable no absorberlo en cada amanecer.
Cuándo te mire, sabrás que muerde por fuera y se come por dentro sin que lo sepas.
Ahora, la acostumbras a inundar sus vacíos con el recuerdo de esa cama hecha jirones, con amaneceres solitarios de despertar de princesa, con besos y rosas a deshoras…
Se acostumbra a amarte entre prisas y a compartirte con el resto del mundo.
Anuda esperanzas en su pecho y miente cuándo aparenta que no quiere más…
El olor de tu cuerpo, tiñe su piel mientras cada noche se acurruca en el sofá imaginando el tacto de tus manos acariciando su espalda, impregnando de ti su sonrisa, alimentando su inocencia y apartando el sinsabor de saber que no eres suyo cómo ella quisiera.
Consciente de tu entrega efímera y quizás pasajera, se acostumbra a sentirlo todo sin tener nada y no renuncia a sus ganas de soñarte noche tras noche…
Piel de pantera… Ojos de gata… Y el deseo de besarte…




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