domingo, 3 de febrero de 2013

Sonríe.... Sonríeme...


Invasión en el recuerdo… Un recuerdo nuevo, fresco…
Me dejo llevar por los pequeños detalles, por esas sensaciones tan pequeñas a las que nadie les da importancia.
Nimiedades maravillosas.
Las luces de la ciudad se encienden ante nosotros…
Déjate llevar a través de las eternas calles de la creación propia.
¿Ves eso? ¿Ves el camino? ¿Ves que sólo la imaginación de uno mismo, ya supera con creces todo lo existente?
Simples mortales… Otórgales el infinito para que luego, sólo sean capaces de apreciar burbujas y cercados en la antonomasia de lo cotidiano.
Me desvío del camino cómo tantas otras veces… No quiero perderme ningún detalle de los cientos invisibles que hay a mi alrededor… No quiero dejar pasar aquello que cada vez, son menos las personas que son capaces de ver.
Son múltiples los caminos, en los que se presume evolucionar, múltiples aquellos que enervan los sentidos más cotidianos y mundanos, múltiples las baldosas amarillas que nos portean hacia esa vida de anhelos, de deseos, de realidades…
Y sin embargo, tantos caminos frente a nosotros que no se logran transitar.
Ahora la vuelvo a ver, es esa sonrisa…
¿Qué piensas? ¿Anhelas? ¿Deseas lo mismo que yo?
Veo tu expresión… La recuerdo… ¿Qué sientes? ¿Qué deseas?
Coge mi mano y muéstrame el camino que tantas veces he transitado…
Házmelo ver de otra manera, pinta mi cara con una sonrisa gemela a la tuya.
Te he deseado antes de conocerte, con sólo saber de tu existencia, y las expectativas, esas que no me preocupan por no tener razón de preocupación, han sido más que superadas, más bien desbordadas.
Vuelve a sonreír, vuelve a hacerme sentir viva, hazme desear mirarte bajo la luz de la calle, de la farola de lo oculto.
Tu sonrisa está más cerca, tu cuerpo se muestra cada vez más intenso, y una magia extraña se torna envolvente para disuadir el miedo a lo desconocido.
Esa luz camina conmigo, camina entre tú y yo… Esa luz es tu sonrisa.
Muéstrame lo que ocultas y ayúdame a entender esas calles no transitadas… Enséñame esos  secretos tan perceptibles que siempre se nos ocultan…
Rodea con tu alma mi alma, quiero ver hasta dónde se llega.
Sólo una condición… La única, es que me sonrías.
Es hermosa esa sonrisa, porque es cierta y sincera. No se oculta en ella la maestría del engaño…  
Sea lo que sea, la admiro… La admiro de tal forma que sólo quiero cómo una simple mosca dejarme atrapar…
En la acera dónde varias generaciones han paseado, ahora nos toca a nosotros…
Quiero respuestas… Quiero saber por qué me duele el pecho en tu ausencia, quiero saber por qué eres la inspiración de tantos instantes, quiero saber por qué el mundo gira y adopta otras formas…
Sigamos corriendo hasta la torre más alta y lancémonos al mismo vacío…
Quiero anhelar, quiero seguir girando, hazlo de nuevo, mírame, vuélvelo a hacer...

Sonríeme...




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