jueves, 29 de mayo de 2014

Nacen las palabras...

La palabra, incita a la serenidad más inmensa o al desbordamiento más intenso. 
Puede llegar a convertirse en el mejor de los afrodisíacos. 
Deja que tú mente se impregne de lo mágico. 
Húye de la rutina más asfixiante tras éstos, u otros textos cargados con pinceladas de erotismo. 
En ese crearte, imaginarte y desearte constante... 
En ese involucrarte, con el que me recreo y que resulta tan excitante para mí. 
Déjate seducir por la sensualidad de las palabras, escucha el sutil sonido de sus pasos, en ese susurro mudo que desgarra las entrañas de aquel que siente. 
Sólo deseo que sucumbas en silencio, a ese grito de cada uno de los sentidos. 
Buscaré incansable palabras...
Palabras que se irán transformando en mis manos, y harán mis dedos delicados, mis labios más carnosos y mi lengua insaciable. 
Intentaré mientras escribo, que vayas sintiendo el aroma de mi esencia... Ese perfume que no podrás olvidar y que en tiempos venideros, al rozar tu sentido del olfato, te devolverá al atávico pasado sin pedirte consentimiento.
El contacto sublime de mi piel se abrazará contra la tuya, su presión, su tibieza, su calidez, desbordarán tu serenidad y te detendrás durante un nimio instante sin opción a reacción... 
Mis frases, esas reinventadas para la ocasión, se irán amoldando a ti hasta que sientas cada una de sus letras, su significado, su intensidad, sus comas, sus puntos, siempre suspensivos en mis relatos, alargando en cada trazo el anhelo, para evitar así el final con el que todo se desvanece. 
Mi cuerpo, desnudo para éste acto, se irá revistiendo de esos adjetivos que, tal vez, logren plasmar mi imagen cuando cierres tus ojos, ese espectro con el que llegarás a imaginarme libremente y a tu osado antojo... 
Palabras, son sólo palabras… 
Pero en éste teatro, quiero que percibas en ellas la pureza del sentimiento. 
Déjate empapar, aunque tan sólo sea en un nictémero...
Con ellas te irás aproximando a mí. 
Acercarán tus labios a mi rostro, tu respiración azotará mi piel... Se acelerará mi corazón. 
Podrás besarme con tan sólo un ligero roce... A través de ellas, lograrás alterarme. 
Subirá la temperatura en nuestro cuerpo, y será fugitivo ese momento... 
Palabras, simples palabras… 
Tus brazos me envolverán antes de dejar caer el telón, lo justo para hacerme sentir el efímero contacto de tu piel. 
Tus manos, ansiosas, escrutarán mis pechos, que endurecidos sucumbirán a tu provocación etérea.
Mis labios se entreabrirán, lascivos, húmedos…
En un intento de susurro, creerás escucharme clamando al deseo en ese espacio atemporal, pero sólo son, sólo serán mis pensamientos, aquellos que callo.... y que a veces, quizás demasiadas, escondo...
Mi ansia irá in crescendo. 
Me palparás cómo lo haría un ciego para descubrir lo desconocido, para reconocer en la oscuridad, percibiendo mis formas, rasgando cada poro… 
Palabras...
Palabras que nos muestran, nos demuestran, nos transportan, nos liberan, nos incitan al goce y la demencia.
Derramándose sobre nuestros sentidos, ante tí, ante mí, un abecedario completo salpicado de lujuria. 
Palabras...
Tú, seguirás reconociendo e interpretando mis vocablos lentamente, mientras tu cuerpo se revela...
El sentir de mis caricias nacerá por el Este. 
Tu aliento agitado me recorrerá desde el Oeste.
Tu boca buscará su Norte en la mía y nuestras lenguas se engarzaran en el Sur de nuestra brújula perversa. 
El deseo nos recorrerá, empapándonos de una lascivia extraña en la rosa de los vientos que acabamos por dibujar. 
Palabras... 
Palabras y más palabras, todas ellas destilando vehemencia, pasión, ceguera... 
Mientras sigo afilando estiletes, me cuestiono si estaré invocando en ti, el deseo que Tú consigues provocar en mí. 
El coqueteo me abandona, y la perversión por hacerte enloquecer se vuelve en mi contra...
Presiento a ese diablo con silueta de fémina que habita en mi, ese que casi me obliga de forma placentera a claudicar ante tan pecaminoso manjar...
Siento que tus dedos se van deslizando, ese alborotador enjambre que hibernaba en mi abdomen despierta....
Humedad... Humedad devastadora.
Palabras...
Palabras que sacuden el glamour y la educada conducta.
Humedeces mi entrepierna a través del pensamiento... Estallido del volcán, erupción descontrolada. 
Humedad... Irresistible.
Esa humedad que al acercar tu rostro, tus labios beberán, al perfecto compás de entrecortados gemidos. 
Palabras, que lubrican, que prenden, que avivan el fuego interno. 
Palabras, que me extenderán por tu piel...
Dulce y pegajosa me deslizaré cómo la miel... 
Descubriré tu sexo... 
Acercaré mí boca para deleitarme con ese sabor atávico, con el que siempre deseo impregnes mis entrañas. 
Sintiendo que tu respiración marca la pauta de una nueva estrofa que escribir y que acaba clavada en mi alma. 
Sentiré en mis adentros tus espasmos. 
Tus jadeos retenidos. 
Cabalgaremos unidos. 
Nos arrollará de nuevo ese torbellino de sensaciones, respiraciones agitadas, y susurros callados... 
Tal vez, a ti, te gustaría poder gritar que vas a estallar y a mí escucharlo, pero llegaremos a ese orgasmo callados, reprimiéndonos. 
Tal vez, a ti, te gustaría que tu esencia lloviera sobre mí, y a mí poder sentir esa cremosidad tibia empapándome. 
Palabras...
Palabras y más palabras, salen a borbotones... 
El sonido sólo volverá en forma de un suspiro. 
Me habré y te habré impregnado de todo ello, porque aunque son sólo palabras, tienen la fuerza y el poder de haberme arrastrado a esta especie de delirio...
El mismo delirio que consigue que entre y salga de mi infierno al antojo del deseo incontrolable.




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