domingo, 21 de julio de 2013

Hembra

Imposible cerrar los ojos…
Se avecinaba una de esas noches… 
Larga, eterna, efímera, en la que el tiempo no acelera los segundos y el recuerdo risueño, invade de sensaciones atávicas mi pensamiento y alborota mis entrañas sin más…
Deseo ser tuya… 
Poseerte y dejar que te apoderes de mí al antojo de tus fantasías más perversas.
Los latidos fuertes e incesantes, provienen de mi sexo inquietante y excitado…
Lo provoca el erotismo de tu mirada, el timbre de tu voz, tus palabras inventadas y tus silencios clandestinos.
Sin quererlo, sin saberlo quizás, me conviertes en esa hembra salvaje en estado de celo, que sucumbe a tus encantos y coquetería…
Y mis labios, con toque húmedo y carnoso, se aprietan el uno contra el otro dejándose morder sin llegar a conseguir un paliativo adecuado.
Me delata la excitación, que dibuja el relieve de mis pechos bajo el satén, haciéndome prisionera de éste, el deseo callado…
Me condena un abismo en la distancia, me duele la ausencia, y podría increpar al destino por haberme colocado clandestinamente en el lugar equivocado y en el lado opuesto de la pieza casi perfecta…
Aún así, sin hacer nada, me conviertes en esa hembra salvaje en estado de celo, que sucumbe a tus encantos y coquetería…

Quisiera desearte en silencio... pero mi cama termina haciendo demasiado ruido.




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